La instalación de las láminas antivandálicas es un protección eficaz y económica. El coste de los vidrios de seguridad más básicos es mucho más elevado. Por otra parte, cuando un cristal sin lámina antivandálica es dañado, su sustitución es mucho más costosa.
Colocada sobre el cristal de un escaparate, la lámina antivandálica proporciona una protección adicional contra intentos de robo. Un impacto con un objeto contundente sobre el vidrio antivandalismo puede provocar la rotura del cristal, pero este queda adherido a la lámina sin llegar a romperse en su totalidad. El acceso al interior del local se dificulta y, por otra parte, se evitan daños en las personas como consecuencia de la proyección de fragmentos de cristal.
El uso de las láminas antivandálicas para cristales y vidrios no se limita a los escaparates. Su aplicación es habitual en viviendas de planta baja, oficinas, locales comerciales, automóviles, camiones, autobuses, trenes y cualquier otra superficie susceptible de ser dañada por grafitis, ácidos, impactos o intentos de robo.
Las láminas antivandálicas son transparentes e incoloras, por lo que no afectan a la visibilidad ni a la estética. Se pueden colocar en el interior o en el exterior del cristal, dependiendo de su función: antirrobo, antigrafiti, antifragmento o de seguridad. Todas ellas aumentan la resistencia de cualquier tipo de cristal frente a robos, actos vandálicos o accidentes.
Su instalación es rápida, sin obras y sin afectar a superficie del cristal. Se limpian fácilmente y su sustitución es sencilla, ya que la superficie del cristal queda intacta.