
23 Ene Cómo los grafitis pueden devaluar un inmueble y cómo evitarlo
Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el enemigo público número uno de la conservación y del valor de las ciudades es el grafiti. Fachadas de edificios, escaparates, autobuses, vagones de metro y locales comerciales, entre otros, son objeto de estas agresiones que ensucian, deterioran y devalúan los inmuebles.
Los grafitis son un problema a nivel mundial que trae de cabeza a autoridades, administraciones públicas, dueños de negocios y propietarios de viviendas. En Australia, por ejemplo, se calcula que los daños producidos por los grafitis superan los 1.300 millones de euros anuales.
Este valor incluye no solo la limpieza de las pintadas sino la depreciación de los inmuebles dañados, ya que un edificio manchado pierde gran parte de su valor.
Hace ya más de quince años que en Reino Unido se estimaba que el coste de la limpieza de grafitis costaba más de 130 millones de euros solo en la ciudad de Londres. En Estados Unidos, los cálculos apuntan a que el valor de una vivienda se puede depreciar hasta un 15% a causa de los grafitis. El Ayuntamiento de Madrid estimó, hace casi diez años, que limpiar los grafitis de la ciudad costaba 12 millones de euros al año.
A pesar de la vigilancia por parte de las fuerzas del orden, dar caza a un grafitero es muy complicado, casi imposible atraparlo antes de cometer el acto vandálico. Por ese motivo, en caso de edificios privados, oficinas y locales comerciales, a sus propietarios no les queda más remedio que limpiar y buscar sistemas de protección de cristales, como las láminas antivandálicas, si no quieren ver cómo se deprecia el valor de sus inmuebles.
Ante una agresión de este tipo, actuar lo antes posible es clave para que el daño sea el menor posible. Los grafitis que permanecen mucho tiempo en una fachada alteran más profundamente la superficie donde se ha pintado. Conviene recordar que muchos de los aerosoles y rotuladores usados para hacer pintadas contienen ácidos que dañan la mayoría de materiales de construcción, incluido el cristal.
Por tanto, tras realizar la limpieza del grafiti conviene prevenir aplicando una lámina antivandálica, que actúa como protección de los cristales. Una vez colocada, si la luna sufre una nueva agresión, la película impide que los ácidos lleguen a estar en contacto con el vidrio. De esta forma, la limpieza es más sencilla y, por tanto, más económica.
Si un inmueble de tu propiedad ha sido objeto de un grafiti, no esperes más. Contacta con nosotros para solucionarlo y no dejes que tu local o vivienda pierda valor.
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